los años de Cristo
y también la temperatura
mientras me volvía ayer
en un bondi bien moderno
y mucho mas caro el cospel
que cuando venía por Colón
en un panzudo treinta y trés
treinta y tres los masones
los mineros chilenos
y los millones de argentinos
que me vieron nacer
treinta y tres
sellos en el pasaporte
según calcula mi hermana
la verdad, yo ya no sé
treinta tres tigres
no tan tristes al parecer
comiendo trigo del bueno
en este trigal que se ve
por la ventanilla del tren
en esta ciudad alemana
con un nombre tan difícil
que no se si algún día
lo pronunciaré bien
treinta y tres balcones
con treinta y tres flores
también
una para cada año
en los que amé
una para cada abrazo
una para cada beso
una para cada sonrisa
y una para todo
las que este año tendré
treinta tres, por favor
diga treinta y tres...
y diga
con la mano en el pecho
que me siento bien
